Historiografía

viernes, 28 de junio de 2019

El paradigma de la conquista de México


Nos proponemos presentar un análisis sobre las respuestas que el antropólogo e historiador francés, Nathan Wachtel (1992), el semiólogo e historiador búlgaro, Tzvetan Todorov (2003) y la antropóloga e historiadora australiana, Inga Clendinnen (1993), presentan a una pregunta poco habitual que la conquista española de México suscitó, “¿por qué esta victoria fulgurante, cuando la superioridad numérica de los habitantes de América frente a sus adversarios es tan grande, y cuando están luchando en su propio terreno? (Todorov, 2003:59). La metodología para resolución elegida consta de dos partes: por un lado, reponer las hipótesis enunciadas por cada uno de estos historiadores; por otro, elaborar una comparación entre los principales criterios que fueron rescatados por cada uno para justificar las causas que condujeron al triunfo español sobre las sociedades originarias. 
Resultado de imagen para Todorov, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI,En primer lugar, la hipótesis de Wachtel (1992:173-174) es que esta victoria sobre los amerindios se debe a un largo proceso de desintegración en varios niveles, luego de inicialmente haber sufrido un choque cultural y psicológico. Defiende que si bien los invasores se beneficiaron de la superioridad de las armas y algunas divisiones políticas y éticas del mundo indígena, el impacto principal fue psicológico. Pero no sólo el de la llegada del hombre blando y la muerte de los antiguos dioses, sino también que los conquistadores se sirvieron de las de las instituciones nativas preexistentes y las desarticularon, perviviendo apenas parcialidades pero fuera de los contextos que les había dado sentido, afectando estas sociedades a nivel demográfico, económico, social e ideológico. Así mismo, para Todorov (2003) los conquistadores fueron “indiscutiblemente superiores a los indios en la comunicación interhumana” (p.105). Presenta la conquista de los mexicas posibilitada por la forma cíclica de entender el tiempo, su comunicación cosmológica y ritual, las interpretaciones limitantes de los presagios, la  incapacidad de improvisar frente a los conquistadores o de comunicarse y hacerse entender. Desde otra postura, Clendinnen propone una revisión de los fundamentos sobre la naturaleza del contraste entre los dos pueblos, retomando el consenso que hay entre los historiadores, de que la Conquista se consigue en dos fases, aunque muchos se centran apenas en la primera para explicar el triunfo. Argumenta que es sólo en la segunda fase que tenemos “evidencias suficientemente sólidas que permitan un análisis detallado sobre cómo españoles e indios se percibieron el uno al otros” (1993:16). Atribuye la victoria de los conquistadores al hecho de que en la conducta de los nativos hubieron principios que ellos no lograron quebrantar, aunque fueron flexibles y creativos en su forma de hacer frente a la guerra.
En segundo lugar, para comprender mejor estas posturas me propongo comparar los puntos principales que estos autores presentan para justificar sus hipótesis. Con un enfoque opuesto a los otros historiadores, el semiólogo búlgaro presenta sus conjeturas desde el dominio de los signos por parte de Cortés, mientras que los otros toman como base para sus teorías un estudio antropológico. Tanto él como antropólogo francés concuerdan con la influencia de factores externos como la superioridad de los europeos o la fragmentación de las instituciones respectivamente. En este punto la antropóloga australiana argumenta desde la incapacidad de enajenación (aculturación) de valores propios de los aborígenes que los hicieron perder en la guerra. Particularmente el antropólogo francés reconoce el proceso de Conquista como resultado de un proceso de reintegración a todos los niveles que tomó distintas formas como sincretismo, resistencia, hibridación e hispanización.
Resultado de imagen para Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina. Tomo I, Crítica, Barcelona, 1992.
En su interés de retratar la reacción de los nativos de América frente a ese encuentro con otro diferente, Wachtel resalta las reacciones ante los nuevos usos de las instituciones luego de la invasión por los españoles, se enfoca en documentos indígenas y estudios que le permiten presentar un cuadro más amplio de la visión de los vencidos, si bien ambos grupos sufrieron pérdidas, los indios sobrellevaron no sólo la fragmentación de sus instituciones, sino una desintegración del mundo nativo en varios niveles. Por un lado el descenso demográfico, producido por: las nuevas enfermedades que produjeron epidemias, según Todorov una guerra bacteriológica; exacciones de impuestos y las guerras, entre otros. Por otro lado, también alimentada por el vacío ideológico que había dejado la desaparición de las estructuras del estado y el abandono de las normas tradicionales de conducta (reciprocidad y redistribución). Desde otro la hispanización de las estructuras política y administrativas, mediante la implantación de Cabildos formados por gobernadores, alcaldes y regidores elegido por uno o varios años, deviniendo particularmente en México la diferenciación de gobernador y tlatoani, dado a que personas diferentes ocupaban el cargo. En contra partida, enfocado en la exaltación de la civilización europea como índice de evolución mental, Todorov escruta los informes y cartas de Cortés, las crónicas españolas y de los relatos indígenas, en los que por un lado, conceptualiza Moctezuma como un rey despótico, estéril y fatalmente indeciso por la “mancha” de una religión irracional, aquel maestro en el arte del discurso ritual pero que no puede producir mensajes apropiados y efectivos, por otro lado, Cortés como un hombre fértil en recursos un maestro de la comunicación interhumana que podía servirse de Malinche una nativa que entendía ambos idiomas, modelo de hombre europeo, despiadado, pragmático, soberbiamente racional en su inteligencia manipulativa, en su flexibilidad estratégica y en su capacidad para decidir un curso de acción y persistir en el, en consonancia con Wachtel poseedor de un despliegue armamentístico que lo favorecía.
New World Encounters by Stephen GreenblattContrariamente Clendinnen en la relectura de los hechos desestima el supuesto uso instrumental de la comunicación para el dominio del otro haya favorecido a los españoles. Aunque al precisar la segunda fase como la que se define la Conquista, también recupera escritos que retratan informes y relatos, así como algunas de las cartas de Cortés correspondientes a la segunda fase de la conquista. Al contrario del Cortés de Todorov, según ella él no pudo entender todo lo que sucedía, dado que Malinche si bien funcionaba como interprete, por su clase social y genero, desconocía hechos que hacia a la vida pública y ministerial del rey que hacían parte de los altos y publico asuntos de los hombres, le faltaban herramientas para resignificar las palabras o los actos no verbales (regalos, protocolos) y así tener una correcta herméutica. Tampoco era un notable líder en el combate, carecía de despliegue, si bien sabia como comprar aliados y armar espectáculos, también era manipulado por los indios como en episodio de Cempoalla. Su postura es que la comunicación fue defectuosa o errónea, ninguno de los lideres pudieron tener el control de las comunicaciones, de igual forma las enfermedades o guerra bacteriológica generó pérdidas en ambos lados. La clave estaba en la forma de entender la guerra, dado que para los mexicas seguía teniendo un carácter ritual pero no hubo en el otro bando una recepción cultural de este principio.
Por otro lado, para conceptualizar la forma en que los indígenas actuaron, vemos que Wachtel describe la fuerte resistencia a la colonización y al cristianismo, una reacción que desemboca por ejemplo en el asesinato de los sacerdotes y quema de las cruces en Tlaltenango. En esta resistencia, los chichimecas (mexicas barbaros) comenzaron a atacar a los españoles y usar sus caballos, en contraposición a la mistificación de estos animales, defendido por Todorov. Quien resalta la importancia que ellos daban su comunicación con el mundo, hecho que los imposibilitaba a entender el encuentro como algo entre humanos sino como algo sobrenatural. Entienden la derrota como parte de los presagios hecho paralizador que disminuye su resistencia. Además de la ya mencionada ineficacia en la emisión de mensajes por rey cautivo, idea combatida por Clendinnen. Ella, presenta cómo desde el momento de la captura de Moctezuma se elige un Nuevo Gran Orador, aunque Cortés lo ignore. Por otro lado, los mexicas fueron capaces a adaptarse a muchas de las conductas de los españoles (en lo referido al sitio, a la toma de los estandartes), pero no pudieron quebrantar la medida básica de un hombre, que era tomar vivos a los preciosos cautivos. Persistieron en esto último, no se rindieron y prefirieron morir.

Bibliografía:
Clendinnen, Inga, “‘Crueldad Feroz y antinatural’: Cortés y la Conquista de México”, en Greenblatt, Stephen (comp.), New World Encounters, Berkeley, University of California Press, 1993.
Todorov, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI, México, 1992. Capítulo 2: “Conquistar”.
Wachtel, Nathan, “Los indios y la conquista española”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina. Tomo I, Crítica, Barcelona, 1992.

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